Comportamiento de la mascota en Peluquería
- elias araujo
- 30 mar
- 3 Min. de lectura
Cada vez que atendamos un nuevo cliente, estaremos también ante una nueva y diferente
situación, que en muchos de los casos será difícil y
complicada. Es por eso que para dedicarse a esta
profesión es necesario, tener mucha paciencia,
tolerancia, amor y conocimiento del
comportamiento de cada mascota, teniendo en
cuenta raza, edad, sexo y primera experiencia en la
peluquería.
Un perro puede defenderse de varias maneras
según su estilo comportamental y sus
características físicas. El animal nervioso dará
vueltas, no se dejará sostener y estaremos en
problemas para inmovilizarlo. El tímido se
agachará y perderemos el tiempo tratando de
convencerlo. El perro obeso se dejará caer sobre la
mesa, se rehusará a incorporarse y habrá que
obligarlo para que esté parado, acción que casi
siempre no funciona. Y el agresivo que siempre
intentará disuadirnos con su comportamiento
amenazante o directo. En realidad existe un
porcentaje de población canina que no se deja
hacer un trabajo de grooming adecuado y es ahí
donde priman las cualidades mencionadas para
crear la diferencia y la buena imagen del
profesional de la estética.
Es normal que un perro intente defenderse cuando
se le quiere arreglar el pelaje, por eso es muy
importante lo siguiente:
-No hacer sufrir al perro.
-Tranquilizar al perro hablándole
suavemente, para que no lo invada el miedo
aun cuando no sienta dolor.
-No dejarse engañar con la sutileza que
seguramente la mascota intentará.
Es importante recomendarle a los propietarios
bañar por primera vez el cachorro a las ocho
semanas de edad para que se acostumbre poco a
poco a todos los implementos y elementos de la
peluquería como la bañera, el agua, los cepillos y
elementos que producen ruido como el secador, el
soplador y la máquina; subirlo a una
mesa de trabajo para que se familiarice con ella y
permanezca allí en total tranquilidad es también
muy útil y mejorará en gran medida nuestra
relación con ella. Le prohibiremos con firmeza que
salte o dé giros. Si vemos que está muy asustado,
le tranquilizaremos hablándole en tono calmado y
pausado.
En las razas que requieren un arreglo de exposición
muy exigente es raro encontrar un ejemplar
agresivo o rebelde. Su estilo de vida (aseo diario,
vida en jaula para no ensuciarse, contacto con todo
tipo de gente y perros) hace que estos sean más
equilibrados y más dóciles.
En ningún caso hay que dejarse amedrentar o
amenazar. Cualquier intento de morder debe ser
cortado con severidad y se debe colocar el bozal
de inmediato. No nos olvidemos de felicitar con
una caricia el retorno a la calma.
Debemos actuar siempre con prudencia. No todos
los perros muestran sus Intenciones de forma clara.
Hay que tener cuidado con el perro que se lame el
hocico o que lame nuestra mano, es un animal que
se siente incómodo, al que le disgusta lo que le
están haciendo y te puede agredir. Con el bozal
evitaremos y prevendremos esta situación.
Los accesorios ruidosos al principio casi siempre
ocasionarán temor. Por eso es importante
acostumbrarlos progresivamente, enseñándoselos
y haciendo que los escuche sin aplicarlos
directamente sobre el cuerpo. Hay que tratar de no
ceder nunca. Aunque el perro nos ponga en un
aprieto, intentemos tener siempre la última palabra,
aunque en ciertas ocasiones deberemos
reconsiderar la táctica, ya que el animal no siempre
hará comedia.
Comentários