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Comportamiento de la mascota en Peluquería

Cada vez que atendamos un nuevo cliente, estaremos también ante una nueva y diferente

situación, que en muchos de los casos será difícil y

complicada. Es por eso que para dedicarse a esta

profesión es necesario, tener mucha paciencia,

tolerancia, amor y conocimiento del

comportamiento de cada mascota, teniendo en

cuenta raza, edad, sexo y primera experiencia en la

peluquería.

Un perro puede defenderse de varias maneras

según su estilo comportamental y sus

características físicas. El animal nervioso dará

vueltas, no se dejará sostener y estaremos en

problemas para inmovilizarlo. El tímido se

agachará y perderemos el tiempo tratando de

convencerlo. El perro obeso se dejará caer sobre la

mesa, se rehusará a incorporarse y habrá que

obligarlo para que esté parado, acción que casi

siempre no funciona. Y el agresivo que siempre

intentará disuadirnos con su comportamiento

amenazante o directo. En realidad existe un

porcentaje de población canina que no se deja

hacer un trabajo de grooming adecuado y es ahí

donde priman las cualidades mencionadas para

crear la diferencia y la buena imagen del

profesional de la estética.

Es normal que un perro intente defenderse cuando

se le quiere arreglar el pelaje, por eso es muy

importante lo siguiente:


-No hacer sufrir al perro.

-Tranquilizar al perro hablándole

suavemente, para que no lo invada el miedo

aun cuando no sienta dolor.

-No dejarse engañar con la sutileza que

seguramente la mascota intentará.

Es importante recomendarle a los propietarios

bañar por primera vez el cachorro a las ocho

semanas de edad para que se acostumbre poco a

poco a todos los implementos y elementos de la

peluquería como la bañera, el agua, los cepillos y

elementos que producen ruido como el secador, el

soplador y la máquina; subirlo a una

mesa de trabajo para que se familiarice con ella y

permanezca allí en total tranquilidad es también

muy útil y mejorará en gran medida nuestra

relación con ella. Le prohibiremos con firmeza que

salte o dé giros. Si vemos que está muy asustado,

le tranquilizaremos hablándole en tono calmado y

pausado.

En las razas que requieren un arreglo de exposición

muy exigente es raro encontrar un ejemplar

agresivo o rebelde. Su estilo de vida (aseo diario,

vida en jaula para no ensuciarse, contacto con todo

tipo de gente y perros) hace que estos sean más

equilibrados y más dóciles.

En ningún caso hay que dejarse amedrentar o

amenazar. Cualquier intento de morder debe ser

cortado con severidad y se debe colocar el bozal

de inmediato. No nos olvidemos de felicitar con

una caricia el retorno a la calma.


Debemos actuar siempre con prudencia. No todos

los perros muestran sus Intenciones de forma clara.

Hay que tener cuidado con el perro que se lame el

hocico o que lame nuestra mano, es un animal que

se siente incómodo, al que le disgusta lo que le

están haciendo y te puede agredir. Con el bozal

evitaremos y prevendremos esta situación.

Los accesorios ruidosos al principio casi siempre

ocasionarán temor. Por eso es importante

acostumbrarlos progresivamente, enseñándoselos

y haciendo que los escuche sin aplicarlos

directamente sobre el cuerpo. Hay que tratar de no

ceder nunca. Aunque el perro nos ponga en un

aprieto, intentemos tener siempre la última palabra,

aunque en ciertas ocasiones deberemos

reconsiderar la táctica, ya que el animal no siempre

hará comedia.

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